divendres, 5 de febrer del 2010

Día uno.

Volar.
València- Madrid.
Madrid- Buenos Aires.
Avión estrecho.
Vuelo largo.
Noche allí, noche aqui.
Amanecer espectacular.
Música.
Libro que no me engancha (Helen...)
Llevamos 4 horas de más que ahora son de menos.
Nos dan una almohada que es cómoda, blandita. 
Calor-frío/ frío- calor.
Nos acompaña un yorkshire toy que se porta genial. Cada hora un ladrido sin más. Dice que está aqui. Hola, saludamos.
Turbulencias.
Bajamos de altura.
Vertiginosa.
Hipotensión o amarillo en jerga.
Me abanico con las instrucciones de seguridad por si necesidad.
Pies hinchados.
Cuerpo disfuncional.
Aterrizar.
09:00.
Allí 13:00.
Llueve.
Mucho.
Mochila pesa pero me gusta su color.
Me siento encima de ella a esperar el rescate que nos llevará al hostel.
Caparazón y me transformo en tortu.
Ya está: minibús, periferia, + verde. 
Comemos empanadas en un sitio que pone "Iris come acá".
Pateo.
Ojos se duermen.
Les hago caso.
Escribo.
Os pienso.





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Si quieres orbitar, puedes, claro...