El Fin del Mundo nos ocupó unos cuatro días y otros miles de segundos que quedaron bien a dentro, entre neuronas y sustancia intercelular o entre no sé qué. Dentro. Profundo. Pasamos de frío a calor y a medias. Hicimos algunos tiempos records. Y cómo no. Llegamos al Faro des Éclaireurs que es lo ás parecido al Faro del Fin del Mundo que queda muy muy lejos de aqui. No note el frío Antártico auqnue si su decorado. Y boquiabiertas total. La cartera nos empezó a tocar y decidimos cambiar de marco. Autobús rumbo un pelín más de norte y otra vex traspasar fronteras Argentina-Chile. Chile-Argentina y en medio el Estrecho de Magallanes. Esta vex no nos siguieron delfines, se quedaron el tormenta de ida. Supongo que extrañaron, ese día, al barco. Se les oyó cantar entre rayos y relámpagos y un gçhorizonte que a las 23:00 de noche resultaba mantener el sol. Eso es cuidar a alguien para que no se marche.
En El Calafate hicimos aparición, teníamos hostel reservado y al día siguiente veríamos el impreionante glaciar Perito Moreno. Caen trozos de hielo, la gente te cuenta y no crees. Hay que ver sentir oler. Hay que ser. Son tormentas cada desprendimiento. Y sabes que no hay mejor lugar que estar ahí en ese momento.
Ese mismo día seguimos ruta hacia El Chaltén que es un pueblo fundado en 1985 pequeñito a los pies del Fitz Roy, es precioso el entorno. La suerte sionríe y salen días preciosos. Decidimos matarnos a caminar por rutas con unos cuantos m de desnivel y con nuestra maravillosa forma física y pintas de exploradoras totales. Las fotos llegarán . Valió la pena.
Hoy de reventón nos relajamos, mañana tenemos un día largo de viaje hacia Esquel, El Parque natural de los Alerces y la ruta de lso siete lagos. Compartiremos cama con 30 personas más. A ver qué tal la experiencia.
Besos a todos.
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Si quieres orbitar, puedes, claro...